Pipo es un payaso abocado a una rutina deprimente. Poco queda ya de aquel payaso augusto que actuaba con notable éxito junto a su pareja artística y sentimental, poco queda ya de las sonrientes instantáneas junto a sus dos hijos. Su traje de payaso está descolorido, su nariz roja no brilla y su habitación está llena de botellas de whisky vacías. El mundo de Pipo se derrumba y él no parece dispuesto a hacer nada para evitarlo. Pero el azar es caprichoso y le regala una fiesta de cumpleaños en la que debe actuar para Lucas, un niño invidente lleno de fantasía y conocedor de los más

asombrosos detalles de la historia de los payasos. Inicialmente, la desidia de Pipo choca ásperamente con la ilusión de Lucas, pero el progresivo acercamiento entre

ambos acabará significando un antes y un después en la vida del primero, que conseguirá una nueva nariz roja y un horizonte claro en el que volver a sentirse vivo.